La nueva ley de biocombustibles establece un nuevo marco regulatorio que regirá hasta el 31 de diciembre de 2030. ¿Cuáles son los pro y los contras de la nueva legislación?

La normativa establece nuevos porcentajes de cortes. En el caso de la nafta, el mínimo obligatorio se mantiene en un 12% de bioetanol y una eventual reducción al 9%. En el gasoil, el cambio es más grande: se redujo a 5% el corte, con una eventual reducción al 3%. Esta reducción de los porcentajes implica más cantidades de petróleo en la producción de biocombustibles. La ley anterior sancionada en 2006, que estuvo en vigencia durante 15 años, estableció al comienzo un 5% para ambos y luego, en 2010, el corte se incrementó un 12% para bioetanol y un 10% el biodiesel, este último hoy es el más perjudicado.

Las críticas de los opositores

“La nueva normativa es antifederal, antiecológica y deja en una situación financiera complicada a las provincias. Otorga una mayor capacidad de compra de petróleo a las provincias del sur”, expresó Laura Rodríguez Machado, senadora nacional por Córdoba, en diálogo con El Auditor.info.

“Es una muy mala ley, va en contra de los ODS y de los compromisos asumidos en la Cumbre de París”, consideró la senadora Giacoppo.

Para Rodríguez Machado, quien votó en contra, es un retroceso. “Vamos a contrapelo de lo que mundialmente se está imponiendo y de los protocolos y acuerdos firmados por nuestro país. Se debería haber prorrogado la ley anterior y haber discutido con los sectores el porcentaje del corte”, aseguró la diputada. En Argentina, hoy existen 36 empresas que producen biodiesel y 19 empresas que desarrollan bioetanol, donde la mayor parte de la producción se exporta. 

Cuestionamientos al proceso legislativo

Por su parte, la senadora nacional por Jujuy, Silvia Giacoppo, explicó que si bien su voto fue a favor, reconoce que es una "mala ley" y que surgió en un proceso que no corresponde, porque tenía media sanción otro proyecto que prorrogaba la ley anterior y aumentaba el corte tanto del bioetanol como de biodiesel.

El 30 de octubre de 2020 la Cámara Alta aprobó por unanimidad la prórroga de la ley 26.093 de biocombustibles por 10 años. Al llegar a la Cámara Baja, el proyecto cambió y el 1 de julio de 2021 la Cámara de Diputados le dio media sanción a un proyecto nuevo, el mismo que se convirtió recientemente en ley.

“El trámite parlamentario de este proyecto viola el debido proceso constitucional de formación y sanción de las leyes y afecta a los principios de la bicameralidad contemplados en la Constitución Nacional”, aseveró Humberto Schiavoni, senador nacional por Misiones, durante la sesión celebrada el 15 julio.

Biocombustibles: los pro y los contra de la nueva ley

“En vez de haberse tratado en Diputados el proyecto que tenía media sanción, nos encontramos con uno diferente que perjudica al sector. Cambiaron el proyecto debido a la fuerte presión de las provincias petroleras. El consenso es vital en los parlamentos, para dictar buenas leyes hay que debatirlas, discutirlas y consensuarlas”, señaló Giacoppo quien agregó que si bien hay posibilidades de mejoras en la reglamentación, “esta es una muy mala ley, va en contra de compromisos asumidos en la Cumbre de París, con los ODS y con los compromisos de transformación de la matriz energética. Va en contra de todo”, insistió.

Los argumentos para aprobarla

Ruben Uñac, senador sanjuanino, indicó que si bien el régimen anterior generó las condiciones necesarias para promover el desarrollo de estas industrias relacionadas a los biocombustibles, “a 15 años de su promulgación, los resultados demostraron que la creación de dicho régimen fue una decisión más que acertada, pero claramente el escenario actual ya no es el mismo". En ese sentido, consideró que era necesario "establecer un marco regulatorio que brinde la previsibilidad, la sustentabilidad y seguridad jurídica al sector. Contemplando la diversidad de esta industria en la que cohabitan grandes empresas con pymes, ubicadas en provincias con realidades regionales totalmente diferentes”.

El reciente marco legal impide que las grandes empresas productoras de biocombustibles vendan, en simultáneo, al mercado exterior y al interior. Las pequeñas y medianas empresas tendrán prioridad en el abastecimiento del mercado local. Asimismo, la ley prevé exenciones relacionadas con el Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto a las Ganancias para la adquisición de bienes de capital y para obras de infraestructura. 

La transformación energética

El rol de los biocombustibles en la transición energética, depende, comentó Gabriel Blanco, ingeniero y especialista en energías renovables: “El biodiesel, al producirse con soja, implica otras problemáticas que ya conocemos. Hay contaminación por agroquímicos a lo largo de la cadena, deforestación, uso de tierras que podrían ser destinadas para alimentos. Deberíamos analizar cómo es la movilidad en las ciudades de Argentina y en todo el país para saber cómo pensar el uso del transporte”.

Según el último Brown to Green Report, que analiza el comportamiento de los países del G20 en materia climática, en nuestro país solo un 8% del transporte utiliza biocombustibles o electricidad. “La transición energética no es tal, siempre son los mismos negocios: hidroeléctricas, Vaca Muerta, centrales nucleares. Esto genera mucha concentración de poder. Estamos con una crisis climática llegando al extremo ya”, concluyó Blanco.