La situación de los hospitales porteños según la Auditoría de la Ciudad
Las fallas edilicias y administrativas en los centros de salud porteños se repiten año tras año. El organismo de control local realizó diversos informes donde advierte sobre las deficiencias y los riesgos que implican.
Como cada 7 de abril, se celebra un nuevo Día Mundial de la Salud en conmemoración de la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1948. El acceso a este servicio es considerado un derecho humano, por lo tanto cabe preguntarse, ¿cómo están las instituciones que deben atenderla?
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires viene analizando el estado de situación de los hospitales porteños desde hace años. El último informe aprobado es sobre el Hospital de Agudos Enrique Tornú y detalla una serie de fallas edilicias “importantes en su cantidad”, según manifestaron desde el organismo de control.
Los problemas hallados en el Tornú fueron varios: desprendimiento de mampostería, paredes, pisos y cielorrasos descascarados, con roturas, en mal estado o con rajaduras; falta de mantenimiento de pintura, ni de sanitarios, aberturas o de mobiliario; carente de agua y de matafuegos; cables y caños expuestos, pérdida de gas en mecheros y presencia de material combustible.
Las deficiencias edilicias abarcan desde grietas en techos y paredes hasta falta de agua o pérdida de gas.
Las deficiencias edilicias y administrativas a veces se unen y se convierten en un problema mayor. En 2018, en el Hospital Vélez Sarsfield, los auditores encontraron que la falta de mantenimiento de la cámara mortuoria hizo que un cuerpo se encontrase en descomposición durante todo el período analizado. “Esta falencia apunta principalmente al Ministerio de Salud, ya que se verificó en el efector documentación respaldatoria sobre los reclamos efectuados en tiempo y forma”, explica el informe.
También en 2018, la AGCBA visitó el Hospital de Quemados y encontró que, en su actividad asistencial específica de atención de pacientes en forma integral, era eficaz en la mayoría de los casos. Pero también se evidenciaron deficiencias en la registración “entre los que se destacan motivos de suspensión de cirugías, inconsistencias y falta de información de algunas áreas referidas a registros legales, residuos patogénicos y equipamiento médico”.
En la auditoría al Hospital de Quemados también se apuntó la responsabilidad del Ministerio de Salud ya que era quien debía mejorar la calidad hospitalaria. La cartera no había nombrado por ese entonces a anestesiólogos y médicos clínicos de guardia y las falencias de orden edilicio, principalmente resaltaban reclamos de remodelación de la planta física de la cocina y la adquisición de nuevo equipamiento.
Además de las fallas edilicias, muchos hospitales presentaron problemas administrativos como el cumplimiento normativo en la confección de historias clínicas.
En el Hospital Santa Lucía la auditoría porteña halló más fallas administrativas que edilicias, por ejemplo “falta de uniformidad de la información expuesta por las distintas áreas, ausencia o insuficiencia de controles internos, deficiencias en la infraestructura edilicia, instalaciones y equipamiento, que si bien han sido objeto de acciones por parte del Hospital aún no han sido solucionadas, falencias formales y de cumplimiento normativo en la confección de las historias clínicas, la ausencia de Manuales de Normas y Procedimientos formalmente implementados y que el Hospital no dispone de una estructura formalmente aprobada en lo referente a la administración, el mantenimiento y servicios generales y que la estructura formal de los Servicios no guarda correspondencia con la real”, explicaba el informe.
Por último, en los Servicios de Neonatología de los Hospitales Generales de Agudos de CABA (Argerich, Durand, Penna, Piñero y Rivadavia) también se hallaron deficientes en ciertos aspectos, por ejemplo la falta de recursos humanos críticos especializados en población infantil: neonatólogos, cardiólogos, neurólogos, entre otros.
El informe de AGCBA data de 2016 y manifiesta que “la insuficiente cantidad de profesionales que se verifica en la actualidad tiene perspectivas de incrementarse debido a la disminución en la cantidad de postulantes para formarse en esas especialidades; por lo tanto, resulta indispensable que a corto plazo se planifiquen y diseñen políticas de estímulo en tal sentido”.