Las poblaciones de aves, mamíferos, peces y otras formas de vida, que son monitoreadas por diversos proyectos científicos, disminuyeron en un 69% entre 1970 y 2018, según reveló el Informe “Planeta Vivo 2022” elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). 

El documento confirma que la región de Latinoamérica y el Caribe -una de las zonas más biodiversas del planeta-, registra una disminución del 94% en las poblaciones monitoreadas. 

La región de Latinoamérica y el Caribe registra una disminución del 94% en las poblaciones de aves, mamíferos y peces.

La nueva edición del estudio, difundida en Argentina por Fundación Vida Silvestre, analiza el estado mundial de la biodiversidad, y advierte a los gobiernos, a las empresas y a la sociedad la urgencia de tomar medidas transformadoras que reviertan su destrucción.

“La edición 2022 del Informe Planeta Vivo enfatiza la velocidad y la escala del impacto negativo que las actividades humanas tienen en la naturaleza”, detalló Manuel Jaramillo -director general de la Fundación Vida Silvestre Argentina- en comunicación con ElAuditor.info. Puesto en cifras, estas acciones provocaron el “descenso promedio del 69% en la abundancia de las poblaciones de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios de todo el mundo”.

Las principales causantes de la disminución de las poblaciones de vida silvestre -acorde al texto oficial- son la degradación y pérdida del hábitat, la explotación, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades.

Por otro lado, en el documento se muestran los resultados del monitoreo a casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies del planeta y ofrece la imagen más nítida sobre su evolución con que se cuenta hasta ahora.

El parámetro de medición es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. La relevancia de las tendencias registradas es que muestra una instantánea de los cambios en los ecosistemas y alerta sobre su estado de salud. De igual forma, el IPV permite observar medidas de éxito cuando se aplican políticas de conservación adecuadas.

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Problemáticas ambientales

El director general de la ONG manifestó que la deforestación en las zonas tropicales genera emisiones de carbono, esto conduce a climas locales más cálidos y secos, incrementando la cantidad de sequías y de incendios. Además, dependiendo de su magnitud, reduce las precipitaciones y modifica sus patrones globales. Por lo tanto, esto es perjudicial para el clima, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas en todo el mundo.

La contribución de los bosques a la seguridad alimentaria y nutrición exige una mayor atención en políticas forestales, ya que su deterioro se traducirá en una reducción de la productividad agrícola.

En ese sentido, el informe identificó diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos, algunas de estas en América Latina: la cuenca del Amazonas (que está constituida por todos los ríos que drenan al río Amazonas); el bosque Atlántico (ubicado en Argentina, Brasil y Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica.

El documento Planeta Vivo 2022 sostiene que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación, restauración, producción y consumo de forma más sostenible, así como también la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.

“Necesitamos con urgencia pasar a prácticas sostenibles en la agricultura y los sistemas alimentarios, la silvicultura, la pesca, la energía y la minería, la infraestructura y la construcción, y que los gobiernos se comprometan con acciones ambiciosas y transformadoras en estos sectores productivos claves para asegurar un planeta positivo para la naturaleza para 2030”, mencionó Jaramillo.

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Panorama de Argentina

Si bien el Informe Planeta Vivo no profundiza específicamente sobre la situación de cada país, “es claro que la Argentina no escapa a esta tendencia global y de América Latina”, señaló el director general de la Fundación Vida Silvestre.

“Argentina perdió casi el 20% de los bosques que existían en 1985, aproximadamente 305 mil hectáreas”, afirmó Manuel Jaramillo. 

Un análisis presentado por MapBiomas y Vida Silvestre de la cobertura de uso del suelo de los últimos 37 años indicó que “Argentina perdió casi el 20% de los bosques que existían en 1985, aproximadamente 305 mil hectáreas, a un ritmo promedio de 8.260 hectáreas por año”.

En particular, el Gran Chaco -ecorregión compartida con Paraguay- es otra de las áreas amenazadas del país. Se encuentra entre los sitios con mayor deforestación del mundo, “en las últimas décadas se perdió el 30% de los bosques chaqueños y se siguen destruyendo sus ambientes naturales y su biodiversidad a un ritmo alarmante”, enfatizó el ambientalista.

Por otro lado, según datos publicados por la Fundación Azara, el país alberga 574 peces marinos, 561 peces de agua dulce, 177 anfibios, 450 reptiles, 1.113 aves y 428 mamíferos. A su vez, las especies consideradas amenazadas dentro de estos grupos representan el 17,8% y el 15,2% son endémicas, sólo se encuentran en nuestro país.