Entre 2008 y 2019, los gastos en protección social destinados a pagar beneficios no contributivos crecieron más del 100%.

Así lo reveló un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en el que se detalla que, al principio del mencionado período, los desembolsos para esa categoría representaban el 1% del PBI

Once años después, el universo en cuestión pasó a tener una participación del 2,1% del producto de la economía.

Protección social: desde 2008, los gastos en beneficios no contributivos aumentaron más del 100%

En su trabajo, del que este medio ya dio cuenta, la Oficina Parlamentaria hizo una especie de radiografía de la protección social que brinda el Estado, vista desde tres perspectivas: cantidad de beneficios otorgados (no de beneficiarios), la distribución de esas ayudas por grupo etario y la fuente de financiamiento de las transferencias. 

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Según esta última clasificación, el sistema de protección social de la Argentina consta de tres pilares. En primer lugar, aparece el componente contributivo, en el que “las garantías están asociadas a las contribuciones sobre el salario realizadas durante la vida laboral”, explica la OPC, y que está conformado por jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y seguros de desempleo.

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En segundo lugar, el componente semicontributivo permitió que quienes no habían realizado cotizaciones, o lo hicieron de manera incompleta, accedieran a beneficios vía moratorias previsionales.

Y por último, el universo no contributivo “abarca una veintena de programas o políticas que, mediante transferencias monetarias, brindan cobertura a grupos de la población fuera del sistema contributivo”.

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Del cuadro anterior, se desprende que todos los componentes registraron incrementos de gastos en los últimos once años

Por ejemplo, en el caso del régimen contributivo, su participación dentro del PBI pasó del 4% en 2008 al 5,6% en 2019, con un aumento del 40% entre las puntas; mientras que el semicontributivo creció un 73%, y evolucionó del 1,5 al 2,6% de la economía.

Ante esto, y según la OPC, más allá de que el régimen contributivo sea “tradicionalmente el de mayor peso relativo dentro del conjunto, los restantes subsistemas han ido creciendo dentro del (universo) de protección social, implicando mayores esfuerzos fiscales” en estos años.

De hecho, la mencionada evolución se hace más evidente al analizar el conjunto de transferencias monetarias según la cantidad de beneficios otorgados.

Protección social: desde 2008, los gastos en beneficios no contributivos aumentaron más del 100%

“Se aprecia que el nivel de alcance de todos los subsistemas ha evidenciado un crecimiento en el período considerado”, apuntó la oficina parlamentaria, y especificó que “en el caso del pilar contributivo se verifica un incremento de 1,6 millones de beneficios adicionales entre 2008 y 2019”. 

Dice el informe que este aumento “estuvo asociado a una mayor cantidad de hogares que se encontraron en condiciones de percibir asignaciones familiares, ya que las jubilaciones y pensiones permanecieron prácticamente estables durante los años bajo análisis, en el orden de 2 millones y 1,5 millón de beneficios, respectivamente”.

Por su parte, la evolución del componente semicontributivo, como ya se dijo, está relacionada a las moratorias previsionales, que permitieron incorporar a “1,8 millón de personas en el período 2008-2019”, contó la OPC. 

A su vez, en el mismo lapso los beneficios no contributivos aumentaron en 5,2 millones, un crecimiento que, por un lado, “se corresponde con la creación de la AUH que, desde su inicio, incorporó 4,2 millones de beneficios para desocupados, empleados informales y monotributistas sociales”. Y, por el otro, también “incidió el incremento de las prestaciones brindadas por las pensiones no contributivas por invalidez”, añadió la investigación.

Para completar, la Oficina de Presupuesto del Congreso agregó que, contando hasta 2019, “el subsistema no contributivo es el que mayor cantidad de beneficios otorga, con un total de 10,1 millones” de transferencias monetarias directas.