El periodismo y el control.
Esta edición de “EL AUDITOR” se actualiza en la víspera de conmemorarse el Día del Periodista. La fecha está asociada con la fundación, el 7 de junio de 1810, de la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer periódico en la vida independiente de Argentina. Su director, Mariano Moreno, dejó en claro desde el primer número que la intención de la Gazeta era lograr que la información llegara a todos los que tenían algo que ver con el momento histórico que vivía el país: “¿Por qué se han de ocultar a las Provincias las medidas relativas a solidar su unión bajo nuevo sistema? ¿Por qué se las ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas?”, se preguntaba retóricamente el periódico.
Mariano Moreno conocía la sustancia del control del Poder. Lo demuestra en su escrito “sobre el Congreso” al decir: “Equilíbrense los poderes, y se mantendrá la pureza de la administración”. Cuando una sociedad y una nación adoptan para su gobierno una Constitución republicana, de ésta emergen los primeros controles del poder: esencialmente, están representados por los frenos y contrapesos que se dan entre los órganos en que se divide el gobierno.
No obstante su categórica proclama, el “Alma de la Revolución” se planteaba interrogantes acerca de cómo mantener en buen estado esos equilibrios. Casi treinta años después, Tocqueville, en su estudio sobre la democracia en América, advertía que los controles de la Constitución no serían suficientes si los ciudadanos se apartan de la cosa pública y dejan el terreno libre a los ambiciosos sin escrúpulos.
Lo hemos dicho antes de ahora y lo vamos a repetir todas las veces que sean necesarias: para que los gobiernos sean legítimos, eficaces y honestos, es indispensable que existan buenos controles al interior y en torno de ellos.
Los controles sobre el Gobierno son intraestatales y están también por fuera del Estado, en la sociedad. El periodismo político forma parte de la segunda categoría de control; lo ejerce cuando promueve, estimula y exige el debate público de cuestiones sociales significativas, de proyectos o actos del Gobierno; cuando informa con veracidad a la ciudadanía, a la opinión pública; cuando echa luz sobre eso que el poder quiere o necesita ocultar. El tema de la verdad ha desvelado desde siempre al periodismo. Muchos códigos de ética de la actividad declaran al respecto: “La difusión de la verdad es un deber ineludible de la profesión periodística, y su conocimiento, un derecho irreductible de la ciudadanía”.
El debate público y la verdad son causa y consecuencia: si bien esta última se da en ser muy elusiva, la apertura a las opiniones, la transparencia y la participación, amplían las posibilidades de acercarse a una sociedad “de concordancia en los sentimientos”, a un estado de la opinión pública con pensamiento crítico e inmune a los estereotipos que inventan los que quieren manipularla. Mariano Moreno entreveía esa relación: “La verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo: si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria” (Sobre la libertad de escribir).
Como lo hemos sentado en nuestro primer número, “EL AUDITOR” auspicia el funcionamiento y la difusión de los controles públicos. Si algo de lo que se publica desde este joven medio contribuye a generar ese debate público, el objetivo estará logrado; si quienes leen diarios, escuchan radios o ven noticieros acceden a temas del control público, también contabilizaremos un logro importante pero sobretodo, si quienes tienen responsabilidades de decisión sobre el manejo de los fondos públicos sienten que están obligados a rendir cuentas, entonces habremos cumplido una misión, por que “el pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal”, escribió Moreno.
Desde el pasado, el Prócer de Mayo nos hace el aporte de su pensamiento para una renovación de las instituciones y de la práctica política de cara al segundo Centenario.
Para quienes ven en el periodismo una responsabilidad que los excede como individuos, y para quienes con la profesión asumen la misión de iluminar el presente, feliz día.