¿Qué falta aún mejorar en el programa Ciudadanía Porteña?
Dos años después de la primera revisión, se volvió a auditar la gestión del programa que busca ayudar a familias vulnerables en CABA. Poco acompañamiento escolar y médico, entre las principales fallas reiteradas.
Desde el año 2005, en la Ciudad de Buenos Aires, funciona el programa Ciudadanía Porteña. Mediante la entrega (preferentemente) a las jefas de hogar de una tarjeta magnética precargada, el plan busca facilitar la adquisición de útiles escolares, productos de limpieza e higiene personal, alimentos, garrafas, carbón y leña a familias en situación de vulnerabilidad.
Fue creado por la Ley Nº 1878 de la Ciudad y es complementado por otros dos programas: Red Primeros Meses (para personas gestantes y hasta el primer año de vida del bebé) y Estudiar es Trabajar (acompaña a quienes desean finalizar sus estudios de cualquier nivel, de entre 18 y 40 años).
Durante 2017, la AGCBA efectuó una auditoría en el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat a los fines de chequear la implementación y alcance del programa, dando como resultado un total de 24 observaciones, que debían ser tenidas en cuenta y corregidas.
Dos años más tarde, en 2019, el ente auditor volvió a revisar la gestión del organismo, y el informe fue aprobado en marzo de 2021.
De las 19 observaciones auditadas, solo 2 fueron corregidas como se esperaba.
De las 24 observaciones realizadas previamente, 5 no pudieron ser verificadas por la AGCBA por no contar con el correcto permiso de acceso al sistema para el relevamiento de legajos y documentación de modo virtual, ya que este seguimiento fue realizado bajo la modalidad de “teletrabajo”, acotando el alcance del chequeo.
Las otras 19 observaciones fueron separadas por nivel de avance, evidenciando que casi la mitad presentaron un grado insatisfactorio y solo dos fueron corregidas como se esperaba.
Falencias sostenidas
Dentro de las observaciones realizadas en la anterior oportunidad figuraba la falta de seguimiento, acompañamiento y orientación a los hogares beneficiarios, así como la derivación ante situaciones de repitencia y sobreedad escolar; riesgos en salud, desarrollo nutricional y vulnerabilidad.
Ante esta falla, si bien se acreditaron cruces de información con los Ministerios de Educación y Salud, se volvió a evidenciar la falta de constancia en los controles de vacunas y, a nivel educativo, solo se halló el registro de asistencia, sin el seguimiento esencial de desempeño.
A nivel educativo, solo se halló el registro de asistencia, sin el seguimiento esencial de desempeño.
Tampoco se pudo acreditar el acompañamiento médico, nutricional ni social de casos vulnerables ya que la documentación que fue presentada es “inespecífica y no ofrece datos cuantificables”.
Otro de los llamados de atención del informe pasado ponía el foco en las reuniones y capacitaciones del personal involucrado, ya que no existía constancia de este tipo de jornadas.
El seguimiento de la AGCBA, en esta oportunidad, recibió documentación a modo de respaldo, pero según el organismo carecía de fecha y, en otros casos, eran fotos que no cumplen con los requisitos de una “evidencia de auditoría”.
Avances y mejoras
Si bien lo que falta perfeccionar es esencial para mejorar la calidad de la prestación a los beneficiarios, hubo aspectos que fueron ajustados positivamente desde la anterior auditoría. Por ejemplo, la AGCBA había observado que los comercios adheridos al programa no eran controlados, ni tampoco existía el libro de quejas hacia los mismos, generando un perjuicio doble a los consumidores, ya que no solo no había registro de las posibles fallas o infracciones de los prestadores, sino que tampoco podían los clientes dejar sus reclamos asentados.
En este punto, se verificó un avance incipiente ya que se realizaron operativos de control y actualización de comercios adheridos a la red, y se realizó la apertura del libro de quejas. Como nota se incluyó, igualmente, que estas acciones sucedieron en el año 2017 y 2018, pero no se constataron en el 2019, por lo que debería mantenerse en observaciones para la siguiente revisión.
En el plano educativo, se había señalado la falta de tareas en pos de reinsertar a quienes hubieran abandonado su escolaridad. Para remediar esto, se puso como condición la acreditación de la asistencia a clases para sostener el beneficio. Es decir, en los casos que se detecta ausentismo, se retira la prestación.
El monto del beneficio se actualiza semestralmente, en función de la variación de la canasta básica alimentaria del INDEC.
Con respecto a la parte administrativa del programa, se registraron mejoras en la gestión de informes y estadísticas sobre los que se trabajan los presupuestos a futuro, así como también en la presentación de planificaciones y esquemas de comunicación entre los entes involucrados, sin embargo, en todos los casos la AGCBA los catalogó de insuficientes por no poder corroborarse la correcta implementación de lo estipulado.
Por último, dentro de lo aprobado desde la auditoría como mejoras efectivas se señala la corrección de la cantidad de beneficiarios, ya que se habían encontrado diferencias entre distintos reportes; y la definición de un índice que sustente la suma del beneficio y los aumentos que sean necesarios.
Con anterioridad no se había registrado el origen del monto otorgado a las familias, generando esto un vacío administrativo que afectaba directamente a quienes reciben la recarga mes a mes por no contar con un valor de referencia y, como consecuencia, tampoco tener ajustes predeterminados.
A partir de disposiciones sancionadas en junio y diciembre de 2019, el monto se actualiza semestralmente en función de la variación de la canasta básica alimentaria del INDEC.