Durante junio el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea lanzó un informe con un mal pronóstico en torno al ambiente. En el documento advirtió que no podría haber fondos suficientes para cumplir con los objetivos climáticos asumidos por el bloque de 27 países de cara a 2030. 

El trabajo del organismo de control señaló que la Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque, no incluyó todas las emisiones de gases de efecto invernadero en sus cálculos, lo que podría dar lugar a estadísticas demasiado optimistas. En este sentido, detallan que no fueron consideradas “las emisiones incorporadas en las mercancías importadas ni las procedentes de la aviación ni el transporte marítimo internacionales”, explica el informe del Tribunal de Cuentas europeo.

Además, los auditores se refirieron a la situación contable y el financiamiento para el cumplimiento del objetivo. Sucede que el 30% del total de gasto de la Unión Europea correspondiente al período 2021-2027 debía destinarse a medidas en favor del ambiente. Sin embargo, el informe del Tribunal certifica que esa cantidad es inferior al 10% de la inversión total necesaria para alcanzar los objetivos 2030.

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En ese sentido, el organismo de control expresó no tener información de que se vayan a disponer los fondos suficientes para alcanzar los objetivos de 2030 y que los países miembros carecen de ambición colectiva. “No se dispone de muchos datos sobre el coste que el logro de los objetivos de la UE representa para el presupuesto de la Unión, para los presupuestos nacionales y para el sector privado”, manifiesta el trabajo de los auditores. 

¿Puede la Unión Europea alcanzar los objetivos 2030? 

ElAuditor.info dialogó con Eyal Weintraub, referente de Jóvenes por el Clima Argentina y Tekohá y especialista en Educación ambiental e innovación climática, para entender en qué situación está el continente de cara a su objetivo de reducción de emisión de gases. 

“La Unión Europea probablemente cuenta con los estándares ambientales y la regulación más avanzada del mundo, pero esto no implica que no haya mucho por hacer”, analizó Weintraub y explicó que “si bien los elevados niveles de consciencia ambiental en muchos países europeos se ven reflejados en las políticas públicas locales, la UE no estaría por ahora alineada con alcanzar los objetivos que se han propuesto por parte de las Naciones Unidas para 2030”. 

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El objetivo propuesto es la reducción de emisión de gases en un 55% de cara a 2030, en comparación con 1990. “En algunos países hay que reducir más y en otros menos, por ser países en desarrollo”, agregó el activista. 

El efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania 

Una de las consecuencias ambientales del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania es que los países europeos le compran menos gas a Rusia y lo reemplazan, en muchos casos, con carbón. 

“El carbón es mucho más contaminante que el gas en términos de cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero para la generación de energía”, aseguró Weintraub y agregó que, desde el inicio de la guerra, en Europa se empezó a invertir más en combustiones fósiles para asegurar que haya suficiente energía para lo que necesitan las poblaciones y las industrias”. 

El referente de Jóvenes por el Clima manifestó que la lucha global contra el cambio climático requiere de niveles muy altos de colaboración internacional. “Cuando a nivel geopolítico el tablero es tan inestable y se hace difícil generar confianza entre los distintos países más relevantes por el tamaño de su economía, se dificulta esa lucha”, concluyó.