El proyecto de ley destinado a la protección de los humedales, que avanzaba en la Cámara de Diputados, pierde estado parlamentario en diciembre. De esta forma, el proceso para la sanción de un marco normativo que garantice el cuidado de estos ecosistemas fundamentales para el futuro volvería a foja cero.

A raíz de los incendios ocurridos el año pasado en varios puntos del país, sobre todo los localizados en el Delta del Paraná, se presentaron más de 10 iniciativas en Diputados con el objetivo de proteger las áreas. Ante el trabajo realizado por la Comisión de Recursos Naturales, presidida por Leonardo Grosso, en noviembre se logró un texto unificado.

"No vemos una decisión política ni en el Ejecutivo ni en Diputados de aprobar el proyecto", aseguró Ana Di Pangracio, directora de FARN.

En su recorrido por el Congreso, aún le resta pasar por tres comisiones: Intereses Marítimos, Presupuesto y Ganadería, donde actualmente se encuentra. “Desde que empezó el año está trabado. Dado que el tiempo se acaba estamos pidiendo una plenaria de comisiones, que es una práctica muy usual en el parlamento. Consiste en que las comisiones que restan se reúnan y puedan aprobarlo para que baje al recinto”, explicó Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) en diálogo con este medio.

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“No vemos una decisión política ni en el Ejecutivo ni en Diputados. Vemos difícil que se pueda aprobar, con lo cual se perdería un trabajo que se hizo a conciencia y participativo para desarrollar un texto unificado que creemos que de todos los proyectos que hubo en estos 10 años es el mejor que se alcanzó”, remarcó di Pangracio. La Organización de las Naciones Unidas presentó en el Congreso un documento con aportes para el proceso de elaboración legislativa.

Freno ante las presiones

En 2013 y en 2016 un proyecto de ley de humedales logró media sanción en la Cámara de Senadores, pero no prosperó en Diputados. "Las dos veces que se paró fue por falta de interés en el tema y efectos del lobby, detrás de la ley hay lobbies muy fuertes como el minero, el agropecuario, el de desarrollo inmobiliario que se oponen a una ley de humedales”, afirmó la integrante de FARN.

A nivel mundial las pérdidas de humedales avanzan a un ritmo acelerado por los incendios, los cambios en los usos del suelo y los desarrollos inmobiliarios. Desde el Siglo XX se degradaron entre un 65 a un 71% de estos ecosistemas y se cree que por año se pierden 1,5% de humedales, según Ramsar, la convención destinada a protegerlos a la cual se adhirió Argentina en 1992. Desde entonces, nuestro país adeuda un marco normativo que los proteja y un inventario para saber cuáles son, dónde están y en qué estado se encuentran.

La necesidad de un inventario

Patricia Kandus es bióloga y formó parte del inventario Regiones de Humedales de la Argentina, una de las cuatro etapas del Inventario Nacional de Humedales (INH). Este proceso es el resultado del trabajo de conceptualización y construcción iniciado por académicos, investigadores, y técnicos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y organizaciones no gubernamentales desde principios del 2000.

Mapa correspondiente al nivel 1 del inventario:  Regiones de Humedales
Mapa correspondiente al nivel 1 del inventario: Regiones de Humedales

Muchos de los avances logrados hasta el momento fueron a pulmón, según aseguró Kandus. “Actualmente lo que se están haciendo son ejercicios, iniciativas de capacitación, pero no se está avanzando formalmente en los niveles que le siguen a la primera etapa”, opinó.

Las cuatro etapas que conforman el inventario son Regiones de Humedales, Sistema de Paisajes de Humedales, Unidades de Paisajes de Humedales y Unidades de Humedales. Según Kandus, para finalizarlas hace falta participación de las provincias, de los municipios, recursos humanos, capacitaciones y partidas presupuestarias concretas.

“Se debe tener la voluntad política para llevar adelante el inventario, institucionalizarlo, entendiendo que no es un instrumento para coartar a la producción sino para saber qué es lo que tenemos, para poder gestionarlos y poder desarrollar la producción en forma armónica con la naturaleza y aportar insumos a un ordenamiento ambiental del territorio”, señaló la especialista.

Más de 15 años para una tarea inconclusa

La Auditoría General de la Nación publicó en 2019 un informe donde observó que las acciones para inventariar la totalidad de los humedales, “llevan más de 15 años de desarrollo y aún no se han concluido. Este instrumento es esencial para la elaboración y la aplicación de políticas de conservación, por lo que su conclusión debe ser prioritaria para la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable”.

Tanto Kandus como Rubén Quintana, especialista en la temática y director del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (CONICET-UNSAM), remarcaron la creación del Programa Nacional de Humedales a comienzos de este año. “La buena noticia es que su prioridad es avanzar en el inventario. Había cinco provincias interesadas en articular con Nación para iniciar con el inventario. Hay que articular los otros niveles que cada vez tienen más nivel de detalle y trabajo. Capacitaciones y recursos son las dos cosas más necesarias”, coincidió.

Ley de Humedales: a punto de perder estado parlamentario

Degradación y pérdida de humedales

La tasa de pérdida de humedales es tres veces más alta que la de bosques. La región más afectada es América Latina y el Caribe, de la que forma parte el país, donde disminuyeron en un 59% desde 1970 a 2015 según lo señaló Ramsar en un informe publicado en 2018.

Las agresiones sobre las zonas de humedales son cada vez mayores, la ley es urgente”, indicó Adonis Giorgi, biólogo e investigador del el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Los proyectos inmobiliarios en zonas bajas, la ganadería intensiva, los cambios en los usos del suelo, los incendios y la minería atentan contra los ecosistemas. “Además, la explotación de lagunas de altura como las de Catamarca tienen litio, un mineral que se viene usando cada vez más y nuestros yacimientos están en la mira. Todo esto hay que legislar y se está mirando para el costado. Esto es muy malo porque se explota el recurso de una manera no sustentable”, aclaró Giorgi.

Humedales del norte argentino
Humedales del norte argentino

Fuego para pasturas, rellenos para edificios

Incendios y ganadería, según comentó Giorgi, van de la mano. “Prenden fuego para que haya más pasturas. Estos incendios son difíciles de parar y generan grandes pérdidas. Se puede solucionar con rotaciones de ganado en el territorio. Es posible tener desarrollos productivos dentro de los humedales, aunque controlados. Los humedales son frágiles, si se destruyen y pierden, es difícil volver a recuperarlos. Se pueden hacer actividades pero tiene que estar regulado”, insistió

Con los desarrollos inmobiliarios ocurre una destrucción muy profunda. “Se compran barato terrenos bajos, inundables, se rellenan y se elimina el humedal. Esto causa inundaciones en lugares donde antes no se inundaba”, señala Giorgi.

Además de las inundaciones, la afectación de los ecosistemas produce la expulsión de la fauna autóctona. “Hay barrios cerrados construidos sobre la casa de los carpinchos y el río cada tanto vuelve y muestra su escritura”, agregó.

Temporada de incendios

“La mayoría de la superficie que se podía quemar, se quemó”, lamenta Román Murzyla, director de Turismo del municipio santafesino Villa Ocampo. Allí se encuentra uno de los 23 sitios Ramsar de Argentina: Jaaukanigás.  Entre marzo y octubre del año pasado se quemó gran parte del humedal.

“Nunca se vio desde que estamos acá algo así, de tal magnitud. La imagen era muy triste. Lo más preocupante es que el fuego ingresó a las selvas en galería y se quemaron árboles históricos. Mucha fauna murió y el resto se fue, porque se perdió la comida y el lugar de muchas especies”, detalló Murzyla.

Los incendios afectaron al ecosistema y también a actividades productivas como el ecoturismo, que se desarrolla en la zona desde hace casi 10 años. “Es fundamental trabajar con productores y generar conciencia sobre un buen manejo del humedal, porque esto se vuelve en contra de ellos. Todo este daño tiene consecuencias y son los climas extremos, sequías, inundaciones. Al perjudicar de esta manera la naturaleza se pierde el equilibrio y esto afecta a la producción local”, reflexionó el director de Turismo.

Se calcula que se perdieron 600.000 hectáreas entre el 2020 y lo que va de este año solo en el Delta del Paraná.

El Delta del Paraná fue escenario de varios focos de incendio que aún se registran de forma periódica. “En 2020 se perdieron 350.000 hectáreas solo en esta zona. El Delta es compartido por Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Como hay provincias que no cargan los datos en el Registro de Incendios del Plan de Manejo del Fuego, se calcula que fueron 600.000 hectáreas que se degradaron entre el año pasado y este año”, aseguró Sebastián Martínez de la Multisectorial de Humedales. 

Incendios en el Delta del Paraná
Incendios en el Delta del Paraná

Las postales del Delta ardiendo generaron un gran rechazo y la ciudadanía comenzó a expresar su apoyo para la sanción de la Ley de Humedales. Desde la Multisectorial realizaron una travesía de más de 300 kilómetros en kayak por el Río. Salieron el 11 de agosto y el 18 llegaron al Congreso a reclamar por esta normativa que aún se hace esperar.

“En el camino vimos campos afectados por las quemas, focos activos, observamos cómo se vierten desechos industriales que terminan desembocando en el Río de la Plata. Cambiamos la mirada, vimos desde el río hacia las ciudades”, planteó Martínez.

Diálogo como clave para el consenso

Cristina Maiztegui es asesora del Congreso e integra la Red de Mujeres en Diálogo Ambiental que surgió en 2019 para generar espacios que fomenten el debate. “La tarea que hacemos permanentemente es difundir que el diálogo es necesario y el camino para llevar adelante las soluciones. Hay algunas que ya están, otras que hay que encontrarlas para poder llegar a un desarrollo sustentable que dé respuesta a las necesidades humanas pero que también preserven a la naturaleza”.

El consenso es posible. “Y el diálogo es el único camino, porque el de la confrontación no es bueno. En un sistema democrático es bueno lograr acuerdos, siempre hay una tarea de formación que hacer y de capacitación permanente. El sector productivo tiene que armar su camino para reconocer que la naturaleza nos está marcando límites y que hoy hay que empezar a atenderlos antes de que se produzca el tiempo de no retorno”, señaló Maiztegui. Mientras tanto el proyecto de ley cuenta sus días en el Congreso.