Caer
Ahí va la cascada, en el sueño empecinado de unirse a la piedra. La perseverancia es el brazo que dibuja a la utopía.
Ahí va el sol que, al esconderse, reposa tranquilo, cumplió su mandato de dar luz.
Ahí va la lágrima. Se desliza presintiendo que será riego para nuevos brotes.
Ahí va la hoja, al azar del viento. Desconoce que llegará, es la ignorancia congénita de las cosas. Pero está en viaje.
Ahí van los años. Suman su peso fortuito a lo que está vivo y a los recuerdos y ¿quién sabe?, nos hacen fuertes.
Ahí van la lluvia, los párpados, el meteorito, el maná, los copos, las palabras, el fruto, el soldado, la carga de la cruz, la mujer, el varón.
Ahí van las caídas, portando, inconscientes, la ocasión de hacerse de abajo, que todo lo que es piso entraña altura y que la ley de gravedad no alcanza al alma.