A casi 30 años de su creación, la Comisión del Río Bermejo no ejecutó un plan para mejorar la cuenca
El ente nació en 1981 y está integrado por el Gobierno Nacional y seis provincias. Según la AGN, no lograron plantear objetivos ni obras prioritarias. Hace más de una década se había alertado sobre la degradación de suelo y agua, contaminación, pérdida de biodiversidad, peligro de inundaciones y deterioro en las condiciones de vida de la población.
Una dependencia, que en la actualidad funciona bajo la órbita del Ministerio de Planificación Federal, está a punto de cumplir 30 años de existencia sin alcanzar el objetivo que motivó su creación.
Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), la Comisión Regional del Río Bermejo (COREBE) “no ha logrado acordar ni ejecutar un plan maestro que establezca un diagnóstico, metas, acciones y obras prioritarias” en una cuenca de 123.162 kilómetros cuadrados, de los cuales el 90,4% recorre territorio argentino, donde viven 1.323.254 personas, según el censo 2001. El resto del curso pertenece a Bolivia.
La COREBE es un organismo interjurisdiccional que nació en 1981 y está conformado por la Nación y las provincias de Jujuy, Chaco, Formosa, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero. Tanto el decreto como la ley que dispusieron su creación, dicen que la dependencia tenía el objetivo de “adoptar decisiones políticas y acciones necesarias para el aprovechamiento integral, racional y múltiple de los recursos” del río. Sin embargo, la AGN afirmó que “a pesar de estar integrada por representantes de las más altas autoridades, (la Comisión) no completó el ordenamiento del territorio ni la ejecución de obras hídricas”.
No obstante, sí se realizaron trabajos, pero en el marco del Plan Estratégico de Acción para la cuenca del Bermejo, el PEA 2000, una iniciativa conjunta desarrollada por Argentina y Bolivia desde 1997. La Auditoría, que aprobó su informe este año sobre datos recopilados entre 2008 y 2009, señala que el conjunto de acciones y proyectos del PEA 2000 suman aproximadamente 470 millones de dólares a ser ejecutados en 20 años, pero a la vez resalta que las obras hechas durante el período analizado “han sido desarrolladas por las provincias sin articulación entre sí”, y fueron destinadas principalmente al control de inundaciones. Como ejemplo, el organismo enumera la canalización del Río Tartagal y la defensa de la margen derecha del Bermejo en Aguas Blancas, impulsadas por Salta, y el manejo del arroyo Dobagan, en Formosa: “Todas (las obras) fueron de diversa envergadura y realizadas con la intervención de la COREBE, pero no responden a un plan integral que tenga en cuenta la totalidad de los problemas”, concluyeron los auditores.
Problemas
La AGN recuerda que de las tareas conjuntas de los participantes del PEA 2000, se identificaron seis problemas ambientales. Entre esas observaciones se destacan la “degradación del suelo e intensos procesos de erosión y desertificación”, de hecho detectaron “condiciones críticas de salinización en aproximadamente el 7% de la superficie de la cuenca”; “escasez en el aprovechamiento de los recursos hídricos”, un déficit de agua durante la estación seca que afecta a un tercio de la superficie del Bermejo; “degradación de la calidad del agua, contaminación bacteriológica; pérdida de la biodiversidad, especies en peligro de extinción y deforestación; conflictos por inundaciones y otros desastres naturales (varias ciudades de la cuenca inferior del Río quedan aisladas); y deterioro en las condiciones de vida de la población, pérdida de recursos culturales, condiciones sanitarias precarias, mortalidad infantil y altos valores de necesidades básicas insatisfechas”.
Por otra parte, la COREBE también ejerce la secretaría de la Comisión Binacional para el Desarrollo de la Alta Cuenca del Río Bermejo y el Río Grande de Tarija, conformada por Argentina y Bolivia, para el aprovechamiento de los dos cursos de agua. La Auditoría relata que la prioridad de este ente era avanzar con las presas binacionales Las Pavas, Arrazayal, y Cambarí. Así, ambos países realizaron sus respectivas consultas sobre la conveniencia de estas obras para la generación de energía hidroeléctrica. Pero el organismo de control comprobó que del lado argentino “no se han definido estudios que establezcan acciones estructurales (obras hidráulicas) y no estructurales (ordenamiento territorial e institucional, programas de producción sustentable, manejo de áreas protegidas)”, porque no se adoptaron las medidas elaboradas por el ente binacional.
Monitoreo
Algo que sí logró desarrollar la COREBE fue un monitoreo automático que permitió obtener información útil sobre la magnitud de las lluvias, la crecida de los ríos y la velocidad de desplazamiento de los picos para avisar a tiempo a las poblaciones. Sin embargo, la Auditoría sostiene que no se cuenta con un monitoreo sobre la calidad y el grado de contaminación del agua. En ese sentido, “se tomaron muestras en determinadas zonas de Salta, Jujuy, Chaco, Formosa y Bolivia, con resultados muy variados, en los que se detectaron bacterias que superan los valores máximos establecidos en el Código Alimentario Argentino para el agua de bebida”, El organismo de control completa su trabajo afirmando que “sólo se realizó esta campaña debido a la falta de financiamiento”.