Una misteriosa casa en el centro porteño fue testigo de innumerables eventos importantes de la Ciudad de Buenos Aires en el siglo XX. El edificio, de estilo francés, se construyó en 1927 y presenció la construcción del Obelisco en 1936, así como también de la ampliación de la avenida 9 de Julio un año después, en 1937. En la actualidad, se lo observa frente al monumento de la plaza de la República. 

Durante muchos años, únicamente la familia utilizó el chalecito y alimentó todo tipo de leyendas. La casa en cuestión formó parte de la “Mueblería Díaz”, la más grande de Sudamérica. Fue fundada por Rafael Díaz, un inmigrante español.

La historia del Chalecito Díaz, contada por Diego Sethson Díaz.

Inicios

Rafael Díaz llegó de España a los 14 años, sólo con su mamá. En el primer negocio de telas de Once donde trabajó dormía arriba de los mostradores y su mamá lo hacía encima de las telas, según Diego Sethson Díaz, su bisnieto y actual responsable del lugar.

Pasaban toda la noche encerrados. El dueño del comercio ponía las llaves a las 20 y recién lo abría a las 7 del otro día. Rafael, en ocasiones, se enfrentaba al dueño por miedo a sufrir incendios y quedar allí atrapados por la noche. A lo que el propietario solía responder: “Si no te gusta, te vas”.

Tras ser despedido, fue a trabajar a otro negocio donde logró aumentar las ventas. Poco tiempo después, el comerciante que lo había echado lo volvió a llamar y empezó a nuclear varios sitios de telas. Se convirtió en una especie de “gerente”, logrando así una primera fortuna con la que construyó su primer chalet, el de Banfield, con el cual después se basó la construcción del situado en 9 de Julio.

Díaz continuó desarrollándose junto a su cuñado en el rubro de los muebles durante algunos meses para ganar experiencia. Tiempo después, fue empleado en otra mueblería de “cuarta línea” que logró triplicar sus ventas, pasando definitivamente a la de venta de muebles.

La mueblería más grande de Sudamérica

El gran sueño de Díaz siempre fue construir la mueblería más grande de Sudamérica. Para lograrlo, tuvo que instalarse en un inmueble sobre la calle Sarmiento, el lugar donde se concentraba el rubro.

“Fue un visionario y vio lo que se venía en Buenos Aires, vio que se construía el Obelisco y la avenida 9 de Julio. Por eso eligió el mejor lugar e hizo el chalecito para que Argentina tenga visibilidad en el mundo”, comentó el bisnieto del creador del mítico edificio.

El Chalecito se anticipó a la construcción del obelisco y hoy ofrece una vista privilegiada al monumento.
El Chalecito se anticipó a la construcción del obelisco y hoy ofrece una vista privilegiada al monumento.

En 1927, nueve años antes de la construcción del Obelisco, el chalecito ya estaba en su lugar actual. 

Sus 9 pisos y 800 metros cuadrados en cada piso convierten a este lugar en la mueblería más grande de Sudamérica

Cada piso tuvo una sección especial dedicada a un público diferente y en la terraza funcionó la “radio Muebles Díaz”, siendo un precursor del marketing en la comunicación, con las antenas y el dial que luego fue Radio Rivadavia.

El chalecito tiene cinco ambientes, un altillo y dos terrazas. Durante casi toda su historia se reservó únicamente para reuniones familiares manteniendo así su misterio en el imaginario popular, pocos privilegiados pudieron subir antes de que se abra al público, como dos fotógrafos y el grupo Almendra, de Luis Alberto Spinetta, en la década de los 70.

La casa destaca por su  construcción de estilo francés y se basó en el Chalet de Banfiel que Rafael Díaz construyó años antes.
La casa destaca por su construcción de estilo francés y se basó en el Chalet de Banfiel que Rafael Díaz construyó años antes.

Rafael falleció en 1968 por complicaciones derivadas de una hemiplejía del lado derecho y la Mueblería Díaz continuó con sus actividades hasta 1985 donde la empresa cerró y luego el edificio fue alquilando para oficinas.

Retratar la historia

Sin dudas esta historia es digna de ser documentada y Diego Sethson Díaz, además de ser el responsable de preservar el valor patrimonial del chalet, es documentalista y está armando un audiovisual sobre la casa y su bisabuelo.

Diego Sethson Díaz, junto al retrato de su bisabuelo Rafael Díaz.
Diego Sethson Díaz, junto al retrato de su bisabuelo Rafael Díaz.

El creador de la Mueblería Díaz también fue dueño del Teatro Buenos Aires, del Cine Shuar y tuvo varios edificios sobre la avenida Corrientes. Al mismo tiempo, fue dueño de su propio equipo de fútbol, el Club Atlético Muebles Díaz, y realizó importantes inversiones de tierras a lo largo del país, entre ellas el pueblo de Garupá en Misiones del cual fue dueño. 

“Mi bisabuelo fue el precursor en los créditos a sola firma”, agregó Diego. En esa época era muy importante la palabra y a los clientes que eran de zona sur les decía que vayan a su casa en Banfield para que no gasten en viajar a Capital.

Los desafíos para preservar el patrimonio

Según el bisnieto de Rafael, a pesar de que el Chalecito fue declarado patrimonio cultural de la Ciudad, hoy se encuentran en un difícil momento debido al cierre de las oficinas. Cabe destacar que los nueve pisos los alquilaban para distintas oficinas.

Luego de la apertura del Chalecito Díaz al público se organizaron distintas actividades, entre ellas eventos musicales.
Luego de la apertura del Chalecito Díaz al público se organizaron distintas actividades, entre ellas eventos musicales.

Hace algunos meses se organizaban 25 actividades por mes, actualmente solo tres. También hay una escuela de peluquería y están negociando con una universidad para que se instale en el edificio.

La pequeña casa de la avenida 9 de julio es una construcción atípica en la Ciudad de Buenos Aires que le da visibilidad a Argentina en el mundo. Sin dudas es uno de los misterios de la ciudad que empieza a ser develado.