A seis años del primer grito de Ni Una Menos, desde El Auditor.info entrevistamos a Carla Pitiot, directora del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), dirigente gremial de APOC y diputada nacional (MC), sobre los avances, las deudas pendientes, los desafíos, las brechas y el empoderamiento económico y financiero de las mujeres.

- ¿Cuáles son los avances que se lograron desde el primer Ni Una Menos en 2015?

Si bien no hay un balance positivo, hay muchos pasos que se han dado y también, muchos desafíos que nos quedan por conquistar. Este Ni Una Menos nos trae muchos replanteos, sobre todo un repaso del 2020 que fue un año de pandemia y de aislamiento, en el que aumentaron las denuncias por violencia de género y por violencia familiar. Desde aquel primer grito, que fue replicado a nivel mundial y que hizo sentir la voz de las mujeres, se reconfiguró la reivindicación de sus derechos.

Entre los avances, se encuentran la Ley Brisa y la Ley Micaela, que fue parte de las consignas que se leyeron en la plaza en la primera marcha cuando se pidió por capacitaciones a los funcionarios de los tres poderes. Esta Ley posee una esencia vinculada con un cambio cultural que tiene que ver con la formación y sensibilización en perspectiva de género. Pero tenemos que seguir insistiendo, los logros contra la violencia de género tienen que ver con una transformación cultural que involucra a todos los actores de la sociedad, y entre ellos los sindicatos que para mi son actores centrales y fundamentales. Para que haya más diálogo, más inclusión, para que tengamos sociedades más paritarias, más justas. 

- ¿Qué desafíos quedan todavía para terminar con la violencia de género  y tener una sociedad más justa?

Los desafíos que quedan por delante son muchos. Pero uno clave tiene que ver con la Justicia. Todavía hay una justicia que no escucha a las mujeres víctimas de violencia de género. No hay aún un acceso a la justicia igualitaria, sobre todo para las mujeres más vulnerables, que no conocen sus derechos o que tienen pocas herramientas. Tenemos una legislación modelo a nivel internacional y un gran andamiaje jurídico institucional pero no podemos bajar la cantidad de femicidios ni la cantidad de reiteraciones en las denuncias por violencia de género. Este es uno de los grandes desafíos: una justicia con capacidad de escucha y de contención.

- El techo de cristal es otra de las desigualdades

Hay un mapa de nuestro techo, que nos marca hasta donde podemos llegar. Hay que romper con ese estereotipo. Es un porcentaje muy reducido de las mujeres que llegan a puestos de decisión. Hay avances que se alcanzaron con los cupos. La Ley de Paridad de Género en la representación política se vio cristalizada en las últimas elecciones con un gran aumento de la participación femenina. Pero en los sindicatos no pasa lo mismo, donde disminuyó el porcentaje de participación en los cargos de decisión. Pasamos de tener un 5% en 2010 a un 3% en los cargos más altos. Las empresas tampoco son tan ajenas a todo el panorama que tenemos. En 10 años se ve la evolución: en algunos casos aumentó y en otros disminuyó en la última década.

En los sindicatos disminuyó el porcentaje de participación de las mujeres en los cargos de decisión.

- ¿Por qué es importante que las mujeres puedan acceder a los puestos de decisión?

Porque transforma realidades. Poder tomar decisiones con una determinada perspectiva hace que se cambien las formas, tanto en su diseño como en su implementación. Las mujeres estaban relegadas a ser receptoras de políticas públicas, pero desde hace un tiempo que empezamos a demandar ser parte de lo que nos implicaba. Somos parte del 50% de esta sociedad. 

- Como directora del BICE, ¿cómo ves la inclusión financiera de las mujeres en Argentina?

Hay una problemática que no está visibilizada que tiene que ver con el acceso de las mujeres a la economía o a la educación financiera. Cada vez me encuentro más con mujeres emprendedoras que necesitan muchísima ayuda ¿Cómo hacemos para empoderar a las mujeres que llevan mucho tiempo de retraso en el acceso a herramientas vinculadas a la exportación, financiación y bancarización?. Este es mi gran desafío. 

Históricamente el mundo de las finanzas y las inversiones se asocia con los hombres. Esto lo demuestra un estudio del Banco Central que revela las brechas de género en el acceso al financiamiento y en la administración de las deudas familiares. Una mayor inclusión económica está ligado al desarrollo de los pueblos. No se puede pensar el crecimiento del país cuando se le cierran las puertas a un porcentaje enorme de personas, en este caso de mujeres, que quieren invertir, que quieren participar en el mercado, en la industria, en el producción.

Nuestra tarea debe estar orientada a implementar políticas públicas para impulsar el desarrollo productivo, social e inclusivo de la Argentina en igualdad de oportunidades al acceso y a la inclusión financiera. Un ejemplo es el Programa “Mujeres que Lideran” del BICE, cuyo objetivo es otorgar herramientas financieras y no financieras a empresas cuya dirección está en manos de mujeres o bien donde sean las accionistas mayoritarias.  Esa línea es una herramienta clave para viabilizar  el acceso al crédito de las mujeres para contrarrestar aquellas limitaciones que históricamente las han dejado en desventaja.  Ahí está el rol de los bancos de desarrollo. Las mujeres estamos muy postergadas porque hay muchas barreras que hacen que no podamos acceder. Ampliando este horizonte se puede equiparar un poco esta cancha que está bastante desnivelada.

- ¿Qué podemos hacer desde la ciudadanía para nivelar la cancha?

La complejidad que implica las violencias contra las mujeres no es algo sesgado y parcializado, necesita de la participación de todos los actores sociales. Todos nos tenemos que involucrar, el vecino, las asociaciones civiles, los sindicatos que no están solamente para escuchar las demandas salariales, debemos ser eco de lo que pasa en la sociedad, si no no estamos cumpliendo nuestra función social. Cada vez hay más mujeres víctimas de violencia de género en los ámbitos públicos y privados, si sabemos esto, no podemos mantenernos ajenos, tenemos que involucrarnos.